viernes, 4 de enero de 2013

Tiempos felices.

Todos tenemos miedo a crecer, a saber cosas que preferiríamos ignorar. A aceptar que no todo es tan fácil ni que se arregla con un simple: "yo no fui". Que los te quieros a otras personas pueden salir más caros que los que les decíamos tan solo a nuestros padres. Ahora un error trae sus consecuencias que hay que afrontar, no se olvida de un día para otro. Lo fácil lo hacen otros, lo difícil te toca a ti. No hay padres que te salven ni premios por cada cosa que haces bien, es tu deber. Ahora las personas se camuflan en algo que no son, todas tienen algo de interés, muchas te buscan cuando quieren algo de ti. Se acabó la amistad verdadera sin condición alguna, ahora eso escasea.Hay más preocupaciones que cuando solo tenías que pensar que vestido ponerle a tu muñeca. Un simple juguete no te hace feliz, necesitas las palabras de esa persona, que son más difíciles de conseguir. Se acabaron los juegos, la vida es algo más que eso. El mundo no es como nos lo pintaron de pequeños y chocar con la realidad duele. Pero así funciona esto, o te gusta o te vas. No todo es tan malo, la adolescencia no es fácil, pero acabas encontrando tu camino, luego de tropezar unas cuantas veces ya no duele tanto. Llegas a viejo y si has jugado bien tus cartas, ahí estás con el amor de tu vida. Muchos se rinden a mitad de camino, pero recuerda que siempre hay motivos por los que levantarte. Nunca pierdas el niño que llevas dentro, porque con eso aprenderás a disfrutar con las cosas más simples, recordarás aquello que fuiste y sigues siendo, al fin y al cabo, porque los años son tan sólo números. Una persona con 16 años puede ser vieja y otra con 80, joven.


No hay comentarios:

Publicar un comentario